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Predefinición y "el libre albedrío"

  • El problema de la predefinición y el "libre albedrío" pertenece a las cosas más difíciles a comprender desde nuestra realidad. Porque no se puede menos de entrar en la cuestión de qué de hecho es experimentar, y cómo verdaderamente funciona la realidad de nuestro mundo. Esto lleva al ensayo de describir la creación en principio.

    La noción "creación" nos indica fiablemente el camino, porque significa que algo es creado, que no existe, pero que sí tiene que existir algo por donde surge. El punto de observación desde el cual puede ser creada toda una realidad, con todas sus estructuras y leyes, permanece por consiguiente "afuera" del sistema originado. Desde tal punto de observación, hasta todas las menudencias en una realidad como la nuestra deben aparecer determinadas, puesto que el curso de su tiempo y la extensión de su espacio han sido creados a la vez, como estructuras de la posibilidad a experimentar.

    Dios entonces puede mirar enteramente las realidades que ha creado. ¿Cómo para Él ya no podría estar visible algo que creaba? Desaparecería sólo, si lo recogiera otra vez.

    Nuestro mundo por ejemplo aparece desde el punto de vista del Creador como un sistema final y definido claramente dentro de sus límites, tanto en sus transcursos como en sus extensiones. Él conoce también exactamente las dimensiones de aquella realidad, que abarca nuestro mundo físico, y las estructuras, en las cuales ella queda embutida a su vez, igualmente las ha creado. Nos podríamos imaginarlo como un curso continuo de realidades, un continuo multidimensional, en lo cual la mirada desde una realidad a otra, subordinada, siempre proporciona una imagen más real de sus estructuras de lo que permitiría la perspectiva dentro de esa misma dimensión inferior.

    Por tanto, Dios abarca con la vista todos los mundos que haya creado. Nada se le puede ocultar, y también está enterado de lo que nos traerá el tiempo. Desde su posición no estructurada vela por toda estructura. Crea esa estructura y junto con ella lo que llamamos la "realidad", mientras que Él mismo queda relevado de cualquier estructura en su existencia no dimensional.

    El ser no dimensional de Dios, extasiado aún de cualquier realidad - es pura


  • conciencia, únicamente y sólo ente, por doquier y eviterno. Es la única realidad que existe, y desde ella vive Dios a la vez en todas las "realidades" de su creación. Porque es su conciencia que en el acto de la creación se hace perceptible la "realidad", y también nosotros como seres humanos somos Él, cuando alrededor de nosotros empieza a moverse el mundo.

    Así que, en verdad la creación es un proceso dentro de la conciencia de Dios, la cual mediante una aparente partición de sí mismo es capaz de llegar a tantas realidades conscientemente vivibles. En eso, las realidades quedan existentes sólo en cuanto que Dios se las hace experimentables para sí mediante estados de conciencia "dimensionados hacia abajo" dentro de su propia conciencia.

    Lo que llamamos nuestra realidad, en verdad solamente es una ilusión, a la cual Dios se sujeta en nosotros. Por cierto sigue conociendo su creación en su íntegra determinación de todos sus componentes dimensionales, porque permanece en su omnisciente existencia no dimensional. Sin embargo, experimenta simultáneamente en nosotros y todas nuestras co-criaturas en todas sus formas de ser, la imponderabilidad perteneciente a la realidad de la estructurada existencia.

    Por ende Dios sabe que no tenemos alternativa, pero dentro de nosotros vive cómo es creer que sí tener una. Eso es el sentido. Porque así nueva como podría ser la experiencia de un nuevo día para nosotros, así nueva lo es para Él, cuando adquiere la experiencia por nosotros.

    ¿Cómo será amar a otro ser? ¿Cómo será, si uno crea algo de suyo, una obra de arte, tal vez? ¿O si tiene que tomarse una decisión difícil? ¿Cómo será percibido, cuando después de una larga maduración del alma se abran paso mayores entendimientos?

    La predefinición divina y el libre albedrío humano no están en contradicción del todo, tal como aparezca en primer lugar, porque la omnisciencia no dimensional de Dios y su percepción dimensional son uno.