La Fundación Brandt está ligada al concepto de considerar la cognición
en principio como un camino apropiado para acercar seres humanos unos a
otros. Por eso se entiende la cruz como el recordatorio a la humanidad
de no buscar en el desafío por la suprema cognición algo incompatible,
sino lo aunante.
En este sentido la fundación quisiera contribuir a esclarecer
las cuestiones sumamente difíciles que tenga la humanidad sobre el "por
qué" y "de qué parte". Lo fundamental en ello es la convicción de que
un amplio inicio de una respuesta llegó a sus límites interinos con la
crucifixión de Cristo, los cuales pueden ser superados en nuestros
tiempos, incluyéndose el entendimiento global humano.
En el centro debe estar el punto de partida para concebir la conciencia
experimentante como componente no dimensional allende a toda realidad
estructurada, como lo existente de por sí, que no conoce de
procedencia, de medida o fin, si bien experimenta los engendrados
mundos dimensionales y limitados como aparente parte integral.
La Fundación Brandt invita a hacerle accesible el enigma de
experimentar a la razón de las ciencias naturales. Basándose en el
entendimiento que la conciencia no es formada de la materia, sino que
recién crea por limitación de sí misma al vivir de un mundo material,
pudiera desarrollarse una física más amplia, que defina los hasta ahora
inexplicados fenómenos como regularidades de un sistema
multidimensional de realidades comunicantes.
Por último contribuirán las ciencias precisas de una humanidad moderna en articular la inspiración de la fe.
Con el nacimiento de la Fundación Brandt se asocia la absoluta
confianza de que, desde un punto de vista humano a la vez inspirado y
analítico, se puede ahondar en el arcano de la unidad de toda
existencia apartada dentro de la esencia no dimensional de Dios - y que
se abre por eso la posibilidad a los seres humanos de encontrar una
idea común por encima de todas las barreras culturales y religiosas.