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Posibilidades y límites de la curación espiritual

El hecho de que nuestro mundo físico no haya sido formado por una nada sino que se coaguló en cierto modo de una realidad dimensional superior sustancial no sujeta a nuestro concepto del espacio y tiempo explica los denominados fenómenos paranormales y entre otros aspectos también la curación espiritual.

Pues, la solidificación de nuestro mundo material en espacio y tiempo justamente significa también que no pueden escaparse las dimensiones físicas subordinadas de la esfera dimensional superior que las engendra. Su condición semejante a lo físico y por ello del mismo modo dimensional y relativa, nuevamente se remite a su propia creación a través de una dimensionalidad aún más amplia con la cual tiene que permanecer ligada de la misma forma – etcétera, etcétera. Por lo tanto miramos a un continuo multidimensional de mundos, procediendo uno del otro, a través del cual se pueden transmitir impulsos hasta nuestra realidad.

Independientemente de su matriz dimensional que le sigue en jerarquía, nuestro mundo puede, en consecuencia, no existir – él, junto con sus leyes, es configurado por el modelo dimensional superior. A este modelo también se le llama mundo astral. Este es el más allá, el mundo al que por lo pronto vamos después de la muerte y del que venimos antes de nacer.

Los cuerpos de todos los seres vivos, en armonía con su grado de organización superior, son condicionados por un modelo astral adicional que está superpuesto a la antes mencionada matriz que básicamente ordena la materia. Algunas veces los clarividentes ven esto que se denomina cuerpo astral como un aura que envuelve el cuerpo físico. Se trata de un vehículo con el que la consciencia permanece anclada al plano que le sigue en jerarquía y que preestablece su expresión física en todas sus realizaciones y cambios durante el tiempo de vida de un individuo.

Los desequilibrios o los impedimentos, el desarrollo de enfermedades y los procesos de envejecimiento se encuentran representados en el cuerpo astral como un todo allende de espacio y tiempo. Si en una curación espiritual se modifica la estructura providencial del modelo astral, que determina el cuerpo físico, a través de procesos energéticos de forma positiva, este proceso se convierte en un impulso curativo sobre el cuerpo viviente. En ello, lo físico se adapta inevitablemente a través de una acción eximida de las regularidades físicas, que es a-causal en este sentido, ya que el organismo, tal como toda nuestra realidad, no puede existir de forma independiente y en contradicción con su matriz dimensional superior.

Teóricamente cualquier ser vivo podría de esta forma curarse completa y espontáneamente de todas sus enfermedades orgánicas. Sin embargo, se debe considerar que nosotros, en nuestra existencia establecida por Dios, estamos sometidos a un proceso de experimentación determinado previamente que nos hace madurar en el aspecto espiritual y que amplía el horizonte de nuestra alma que lleva en si el contenido total de la consciencia individual.

Por tanto, cada vivencia, feliz, triste o difícil perfecciona nuestro ser. Las experiencias mediatas e inmediatas con sufrimientos físicos también nos hacen avanzar de forma constructiva. Cuando un enfermo acude a un lugar en el que se le pueden conceder los impulsos curativos antes mencionados o cuando éste se sirve de una persona que cura a través de cuyo propio cuerpo astral se le transfieren estos impulsos, puede ocurrir que se tomen sus defectos o dolencias físicas. Sin embargo, según la predestinación, en caso existan aspectos inconclusos en las experimentaciones del sufrimiento físico, no será posible o sólo será posible una curación parcial.

También existen enfermedades que son inducidas una y otra vez por la misma forma de pensar del paciente. En este aspecto se puede tratar de una inmadurez básica que actúa directamente sobre el cuerpo físico y que primero tiene que ser superada o pueden ser también formas contraproducentes de comportamiento específicas en la vida cotidiana de las que uno debe deshacerse antes de que se pueda presentar una curación duradera.

Naturalmente las situaciones de vida y las formas de pensar cambian paulatinamente, por lo cual en un momento posterior es posible que se presente básicamente una sanación completa – en tanto la vida mejore el alma existe una esperanza de curación espiritual para el cuerpo.